jueves, 15 de mayo de 2008

"Errare humanum est"

Hombres.
Los hombres están siempre cansados, llevan una vida rutinaria, gélida, una mierda. La televisión Oh santo altar!. Fútbol, avatar de sensaciones.
Se cansan, reniegan, se enferman. Comentan lo "pesado" que fue el día,
se aburren y autocritican su elección:"no se que hago acá".Porque mañana, seguirán estando. Típica es la fórmula de aislarse para verse; luego asustarse y regresar.
Prenden un cigarro que parece disolverse como cacao en la leche.
Fruncen el seño, lo dejan caer entre el pulgar y el índice, dedos que unidos suben y bajan del surco. Tipos que se frotan como pidiéndole deseos a una lámpara en lugar de eliminar con un tic la migraña.
Y a esa la migraña, que parece apoderarse del cuerpo entero, la ahogan con música, para después, salir alertados a decir: "el mp3 me hace bolsa".
¿Pero por qué no pueden lavar de culpa a todo lo que hacen?, ¿es eso parte del
deseo de vivir: culpar, culpar y culpar? Estoy hablando de un posible empleo de la culpa
como mecanismo, de la culpa como escudo para no dejar de hacer algo. Digámoslo de otro modo, culpas, amontonadas, cumpliendo la función de arrepentimiento. Porque no es lo mismo tomar una cerveza al mediodía, en “la hora” del almuerzo y acostarse de a ratos en el pad del mouse, que llegar simulando lucidez masticándose un Beldent.
A ver si se entiende, estoy llamando culpa a la reacción inmediata, expresada en frases hechas, trilladas, que llega después de cada accionar considerado moral, social o saludablemente "erróneo".
Al parecer, estar al tanto del mal que hace un determinado producto o hábito satisfactorio, debería poder impedirnos que sigamos consumiéndolo o haciéndolo. He aquí la justificación posible de tales manifestaciones (como el famoso "que rico, pero engorda").
Por ejemplo, digamos que lo que causa un detrimento en la pareja es culpa de “un alguien” interno o externo. Esto implicaría que esta presente el cuerpo del culpable. Pero de no estarlo, de realmente "no haber culpables" todo se reduciría a un "me arrepiento de...". Surgirían de la mente de los miembros de la pareja cosas como "no tendría que haberte cuestionado que siempre dejes en la pileta nueva del baño la gillette llena de pelos y de espuma".
Aquí encontramos una forma arrepentirse, y no de andar machacando "quien tubo la culpa del desgaste".
En todo caso si llegaste tarde a trabajar, no tiene la culpa el despertador del celular que suena bajo o que (siendo mas sinceros) no deja de sonar, y que vos dormitante apagaste
porque querías seguir viendo a esa parejita de africanos nadando desnudos entre flores,
en un mar de Kenia -aunque no haya mares ahí, y tu inconciente solo tenga en cuenta que en África queda Kenia-.
No tenías conciencia de que esa era la herramienta para salir a tiempo de la dulce cárcel onírica.
Otra situación apestosa de culpabilidad puede ser esta :te pegaste un julepe tremendo porque creíste que te habías olvidado la llave. No, no era julepe, te la olvidaste, ¿acaso tiene la culpa tu vieja que la pone siempre en esa repisita, al lado de la Virgen Desatanudos que tanto te jode con su carita renacentista y sus patitas al aire libre? No. No es tu vieja maniática, ni sos vos, el enfermito que sale sin pensar en volver. Son los hábitos por si solos que se desencajan, porque tienen derecho a desencajar algunas veces. Y la explicación es que salen de uno mismo: si somos humanos, errar también lo es.
Nada de migraña por culpa de la cumpu, ni de "mochismo" por estar en clases altamente
atrofiantes.
Dejar que suceda, no es equivalente a buscar las causas en un paupérrimo intento por revertir aquello que se salio de la fila y no volvió en todo el día.
Creo que olvide mencionar que no son solo los hombres los que sufren de esta "culpa masiva".
No es porque quien les escribe sea mujer y mediante mi sexo me considere un instrumento de conocimiento de lo femenino.
No creo considerar a todo lo que me compete como dama, como algo inescrutable y magistral.
Aunque debo admitir que con un chocolate nos sentimos felices porque recordamos "aquel chocolate" y que este es, quizás, uno de los rasgos que mas nos ponen al tanto de lo demacradas que estamos cuando nos broncean la cabeza con tanta cháchara de trabajo cochino y estudio sucio.
Peor aún es admitir que la culpa en la mujer queda para la mina patologizada, marcada por algo que la reduce a portar una “enfermedad psíquica”. La mujer no se estresa, se hace fóbica, bulímica, anoréxica etc.
Cierta grandeza hay en como cabe el agobio entre los hombres. Siempre refiriéndome a este sector de muchachos que trabajan en cosas rentables pero lógicamente aburridas. Son los ganadores del pan sudando en la posmodernidad….para colmo es un sudor tan virtual como invisible.
Sin general contradicciones, separando cuestiones, la mujer es mujer, el hombres es hombre.
Y era de todas esas señales de inconformismo y esa de conciencia casi inútil de la "culpa", del bien y del mal, de lo que quería hablar.
Y de eso hable.
Tal vez sea el hombre mismo la patología que en la mujer se viste de culpa y viceversa.

2 comentarios:

Nimbo dijo...

Lo leí!. Reflexiones al respecto en otro post.

Esto de la verificación de la palabra... oyaeeecz... sucks

Rosario dijo...

Despues de tan elocuente comentario, debo decir que me he quedado anonadada.
Homo hominis!