sábado, 9 de agosto de 2008

Sobriedad

Podria haber renunciado a este espacio. Despues de dos meses, intentar postear algo es como ponerse otra vez el buzo de egresados y volver a ir al colegio.
Han dado vuelta por mi mente muchas cosas en estos últimos dos meses.
Me entuciasmé con la fantasia pueril de leer muchos titulos en vacaciones de in(f)vierno, pero solo logré depremirme un poco con Rayuela, ser muy feliz con Rayuela y leer algunos cuentitos de K. Mansfield, y otra gente del mismo palo. Fantasíe con un Pushkin, con un Fiztegarld (oh, muchas dudas antes de escribir ese apellido)...y hasta -entre otras cosas- busqué trabajo.
Pero no es posible alinear el pensamiento con la misma libertad nocturna -y de rutina- si está Cortazar condicionando los sueños de la noche o mirandome fijo arriba del colectivo. Yo sé que hay un fantasma afrancesado -y muy sorete- revolucionando mi metafisica desinteresada, explicando como vivir si es que acaso uno está más o menos vivo.
Metida en lios que yo sola conosco, tuve que tomar deciciones. En días mas nublados que un entierro de prostitutas virgenes tuve que descartar la vida de albañil sudado por una de castillos en el aire.
Conclusión:
Ostentar mi personalidad desarmada puede llegar a ser un gran anzuelo para microemprendimientos amorosos.
Con Vangy (mi hermana) hablabamos de esta necesidad de volumen, o de voluptuosidad en mi vida. Nunca como un cuadro, siempre escultura. Ambos -cuadro, escultura- estan puestos en el tiempo y el el espacio. Pero es como hablar de la musica y del teatro: en uno de los dos pesa mas el tiempo que el espacio y viceversa. Y yo soy el espacio, busco crecer en él, busco una forma. Mi psicologa lo atribuye todo a lo "edipico"..."ponele la firma", voy a decirle.
Estoy viviendo en un egoismo precioso, en una suerte de cobija sobrante de milagros constantes, personales. No me ocupo de lo que esta a mi alrededor, y casi logro la soledad absoluta: pero siempre estan las manos, siempre los brazos, los codos, rodillas...el cuerpo que es como una mochila llena de frazadas en una peregrinacion a Lujan -y no frazada-cobetor o conbija milagrosa-
No se a donde voy (¿importa?), ni por donde sigue este desplazamiento ego-céntrico, tan poco despojado y la vez tan perceptivo...
Me da miedo cada hora, cada letra que creo entender lo que esta diciendo entre las demas y mucho mas a las palabras, que cabalgan un poco o se caen en el fango.
Creo que voy a parir muchos hombres que en algun momento participaron de mi embrion.
Creo que por fin voy a la semilla, al fin de la noche, a tirar piedritas al estanque. A tomar cafe pasado por tarritos de plastico con los que jugue de chica.
En algun momento voy a convencerme de qué es estar viva... ir ojeando de a ratos si llega algun escorpion a morder un culo rollizo.