Perdida por la pérdida
Le perdí miedo al horror y a la muerte
Mi pulso es un pez muriéndose al sol
Y por cada segundo de piel,
Voy esmerilando mi destierro.
¿Qué voy a hacer con el pájaro
que trepa en el sin razón de mi vuelta?
¿Y con la mano que oprime toda lógica
Cuando tengo que cuidarme del fuego?
Creo que se fueron los murciélagos
Antes que la voz
Y lo que consume mi sangre hoy,
No es el miedo, no es terror
“si no una palabra tuya
que bastará para sanarme”
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